PARROCO ASESINADO

El pasado 8 de agosto el padre José Reinel Restrepo Idárraga dio unas declaraciones al programa Oriéntese, en el que manifestó su rechazo a la explotación de oro a cielo abierto en el municipio de Marmato, Caldas.

domingo, 29 de mayo de 2011

Las principales empresas mineras mundiales ya están en Colombia.



 Xstrata, Billiton, Drummond, Glencore, Anglogold Ashanti, Anglo American y las brasileñas MPX y Vale, entre otras, hacen parte del mapa empresarial minero del país, más las locales como el caso de Mineros S.A.

En la mira

Según Augusto Jiménez, presidente de Drummond, las inversiones de la empresa este año superarán los US$400 millones. De otro lado, la venta de la minera continúa generando una enorme expectativa. Algunos consideran que no se va a dar; pero otros aseguran que las negociaciones con Xstrata van más adelantadas que nunca y pronto habría noticias.

La actividad minera está en la palestra pública por cuenta del debate del proyecto aurífero de Greystar. El reto por delante es enorme: preservar el medio ambiente mientras se genera riqueza.


El desarrollo minero del país se está moviendo entre dos grande olas: el auge económico que ha despertado su actividad y el debate ambiental y social derivado de su extracción.

Los números muestran su fortaleza. Las exportaciones de minería -impulsadas por carbón y oro- superaron los US$9.400 millones el año pasado, frente a US$8.100 millones de 2009. Uno de los principales factores fue la tendencia al alza en los precios de los commodities. En el caso del carbón, el promedio al año se acercó a US$100 por tonelada, mientras el oro viene aumentando su valor y en las últimas semanas superó los US$1.500 por onza, su mayor cotización en la historia.

Las exportaciones mineras, que hace diez años pesaban cerca de 10% del total de las ventas al exterior, para 2010 representaron casi 24%, de acuerdo con cálculos del Sector de la Minería a Gran Escala (SMGE).

Según la Cámara Colombiana de Minería, la producción de carbón se ubicó, en 2010, por encima de 74 millones de toneladas, mientras la de oro llegó a 53,6 toneladas, es decir, crecimientos de 2,1% y 12,1%, respectivamente, frente a 2009. En el caso carbonero, el invierno no ayudó a un crecimiento significativo en la producción.

Y sus planes vienen en aumento. Glencore, por ejemplo, anunció que en cinco años espera duplicar su producción de carbón en Colombia y llegar a 20 millones de toneladas, lo que significará inversiones por US$1.000 millones. Por su parte, la gigante brasileña Vale apuesta sus cartas en el tema carbonero. Drummond, a su vez, espera llegar este año a 25 millones de toneladas de exportación -en 2010 fueron 22 millones- y alcanzar ventas por US$2.500 millones. Mineros, está buscando nuevos proyectos de exploración de oro y otros minerales en distintas regiones de Colombia y en otros países.

Según Claudia Jiménez, directora ejecutiva de SMGE, las inversiones previstas en los próximos cinco años ascienden a US$ 8.355 millones.

Se espera una de las movidas empresariales más importantes en la historia del país: la venta de Drummond. Aunque se ha enfriado, continúa generando una enorme expectativa. Algunos consideran que su venta no se va a dar; pero otros aseguran que las negociaciones con Xstrata van más adelantadas que nunca y que pronto habría noticias.

Las controversias 

La otra cara es el tema ambiental. El caso de Greystar, en Santander, prendió las alarmas sobre las deficiencias en la regulación, los cambios en las reglas del juego y la vulnerabilidad de algunas zonas del país frente a la expansión minera.

Los empresarios mineros argumentan que no está mal la prohibición de explotar minas en zonas de reserva forestal, pero no hay una delimitación clara de las áreas, pues 45% del país está en esas zonas.

"Preocupa que el Gobierno haya señalado a la minería como una de las locomotoras de crecimiento sin las herramientas para serlo", dice Beatriz Uribe, presidente de Mineros.

A juicio de los empresarios, una de las mayores fragilidades del actual modelo minero es la institucionalidad. En este sentido, el Gobierno avanza en la constitución de la Agencia Nacional de Minería (ANM) y la redefinición de Ingeominas.

Otra es la descoordinación institucional entre entidades, como los ministerios de Ambiente, Minas e Interior, y la falta de claridad en aspectos críticos como las consultas previas a comunidades de minorías étnicas; la sustracción de áreas de reserva forestal y la delimitación de zonas de páramos.

Precisamente, la Corte Constitucional declaró, en mayo, inexequible la Ley 1382 de 2010 porque no hace consulta previa a las comunidades indígenas. Según Díaz, de la Cámara Colombiana de Minería, el Código de Minas lo conforman 359 artículos de la Ley 685 de 2001, de los cuales 10 fueron derogados y 21 modificados por la Ley 1382. La declaratoria de inexequibilidad de esta ley entraría en vigencia en dos años, por lo cual durante este periodo todo lo contemplado en ella continuará vigente. 

De otro lado, las empresas mineras no han recibido de buena forma los cambios que ha generado el actual gobierno en términos tributarios y arancelarios, como la reforma arancelaria, la eliminación de la deducción del 30% por inversión en activos fijos reales productivos, el encarecimiento del endeudamiento externo y el congelamiento de las zonas francas uniempresariales.

El reto es encontrar un balance entre la necesidad de conservar y preservar recursos naturales y el medio ambiente, y la urgencia de generar riqueza minera y aprovechar sus recursos para financiar el desarrollo del país. En especial, por el potencial de negocios que se avecina. ¿Por qué?

El año pasado se dio uno de los grandes hitos en la historia carbonera del país: Cerrejón y Drummond, por ejemplo, ya llegaron con producción al Asia, cuando en el pasado los principales destinos eran Europa y Estados Unidos. Esa es una región cuya demanda de carbón y commodities viene en ascenso; más aún después de la tragedia de Japón generada por el terremoto, el tsunami y la posterior emergencia nuclear. 

Hoy en día, países de Asia y Europa, al igual que Estados Unidos, han puesto en observación los planes futuros de realización de plantas nucleares, lo que en concepto de algunos empresarios abre oportunidades para energéticos como el carbón.
http://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/mira_88508.aspx

sábado, 28 de mayo de 2011

El Parque Natural Tatamá: ¿en la mira de la minería?

El Parque Nacional Natural Tatamá es una reserva ecológica en los límites de Chocó y Risaralda que hace parte de la red nacional de parques naturales de Colombia. Tiene 51.900 hectáreas, de las cuales el 90% se encuentra en excelente estado de conservación. Es también una estrella hidrográfica que alimenta los ríos Cauca y San Juan, entre otros. El parque es un área de confluencia 9 municipios de los departamentos de Chocó, Risaralda y Valle.

Según el Plan de Manejo del parque, Tatamá tiene “amplia diversidad biológica y ecosistémica soportada en la diversidad de hábitat y accidentes topográficos, lo cual es más marcado en la vertiente occidental”. La vertiente occidental del parque es la zona selvática chocoana, un área que “posibilita la conexión de hábitat para la permanencia de flujos y de poblaciones viables de mamíferos, aves y flora procedentes de las tierras bajas de selvas húmedas del Chocó y las selvas andinas de la cordillera occidental”. 

Trazado del parque en 2007. Las prolongaciones occidentales de este mapa son eliminadas en el nuevo trazado
(Tomado de: Plan de Manejo 2007-2011. 
Parque Nacional Natural Tatamá. Parques Nacionales Naturales de Colombia. Dirección Territorial Noroccidente. Antioquia. 2007). 
Sin embargo, a pesar de la relevancia de este parque, en la página oficial de Parques Nacionales Naturales de Colombia no aparece su mapa, como si sucede con otros parques. Al observar la cartografía básica publicada en el año 2010 -obtenida informalmente gracias a un técnico de la unidad-, se encuentra una notoria diferencia con el trazado que muchos ambientalistas habían conocido del Parque. La región occidental, que cubría en el departamento del Chocó aproximadamente 10 mil hectáreas de la zona occidental, en el límite entre Condoto y San José del Palmar, ya no hacen parte del mapa oficial.


Mapa del Instituto Geográfico Agustín Codazzi de la zona vecina del parque con el nuevo trazado, febrero de 2011.
 
En la parte izquierda del mapa, entre los territorios colectivos de comunidades negras, los resguardos indígenas, y el nuevo plano del parque, queda un área de unas 10.000 hectáreas, que en este momento está siendo solicitada por grandes empresas mineras.
La última referencia al antiguo trazado del mapa se encuentra en el Plan de Manejo del Parque en el año 2007, elaborado por la Dirección Regional de Noroccidente de la Unidad de Parques con sede en Medellín, en el que se resalta el excelente estado de conservación del parque. Al año siguiente, en julio de 2008, Ingeominas recibió varias solicitudes mineras dentro del área del parque, en particular por parte de George Juilland que hace parte de un reconocido conglomerado de empresas mineras liderado por Gold Plata International Mining Corp -que a través de la filial Muriel Mining Corporation protagonizó un escándalo por realizar actividades mineras en el resguardo indígena Urada–Jijuamiandó en el Chocó sin el permiso de la comunidad.
En julio de 2010 se realizaron nuevas solicitudes en el área por parte de otras empresas, entre las cuales se encuentran Extracon S.A. y Platino Colombia S.A.


Mapa de Títulos y Solicitudes en las vecindades del Parque Nacional Natural Tatamá. Catastro Minero Colombiano. Ingeominas, Febrero 2011. Las áreas cubiertas con diagonales son solicitudes de títulos mineros, las áreas en verde son títulos mineros entregados a treinta años,  las áreas con puntos naranja son parques nacionales naturales.
Solicitudes mineras realizadas sobre el área recortada al parque
solicitud parque tamata
Fuente: Catastro Minero Colombiano, Ingeominas. 2011.
De acuerdo con el rastreo de información hecho hasta ahora, no se ha hecho pública ninguna razón que explique la nueva forma del parque, ni por parte del ministerio encargado, ni por parte de la Unidad Administrativa de Parques Nacionales, ni de ningún organismo del gobierno. 
Sin embargo, a partir de la comparación de los mapas disponibles, parece claro que entre 2007 y julio de 2008 hubo un recorte de aproximadamente 10.000 hectáreas del área del parque, precedido por una oleada de solicitudes mineras por parte de poderosas empresas del sector.
El caso de este parque deja una enorme inquietud sobre la institucionalidad que no ofrece totales garantías a los derechos constitucionales frente a los poderosos intereses del sector minero.
http://yoamocolombia.blogspot.com/2011/05/el-parque-natural-tatama-en-la-mira-de.html

COLOMBIA: DEFORESTACION, DESMONTE Y DESPUES URANIO Y ORO

Juan Ceballos : detras de la tala de arboles está el interes por uranio, coltán y oro

Juan Ceballos
Foto: Luis Benavides
Juan Ceballos asegura que detrás de la tala de árboles están los intereses de las multinacionales por el uranio, el coltán y el oro.

¿Quién es Juan Ceballos?
Un ambientalista, defensor de causas que pocos enfrentan.
¿A quién representa?
A Juan Ceballos. Y si se quiere represento a los ciudadanos preocupados por el tema ambiental.
¿Qué pasa en el Chocó?
En el Chocó, específicamente en Bahía Solano, está surgiendo una explotación masiva de árboles, inicialmente de 44.596 hectáreas de selva virgen para extraer árboles centenarios que en el mercado internacional cuestan entre 600 y 900 euros. En marzo 4 de 2011, la multinacional REM International CISA anunció que va a talar 800 mil hectáreas de estos bosques chocoanos.
¿Por qué hasta ahora protesta si la empresa lleva varios años en Colombia?
Llevan cinco años en el Chocó y apenas en agosto empiezan con la tala masiva, lo que queremos es evitarlo, por eso llevamos un proceso jurídico y un proceso social a través de manifestaciones en las redes sociales.
¿Qué acciones legales ha emprendido?
Hace un mes se instauró una demanda ante el Tribunal Administrativo de Antioquia. Por competencia nos dicen que hay que enviarla al Tribunal Administrativo del Chocó, porque los perjuicios se dan allá, pero nuestro argumento es que el daño ambiental trasciende los límites regionales.
¿Por qué se ató a un árbol en la selva de Bahía Solano?
Bahía Solano es el florero de Llorente frente a lo que pasa con los recursos naturales en el país, que están siendo explotados sin consideración alguna. Además esta empresa multinacional dio papaya.
¿Por qué?
Porque esta multinacional fue sancionada, CodeChocó les canceló la licencia en marzo de 2010 y les negó una prórroga, y aun así siguen trabajando. ¿Por qué? Es la pregunta que nos hacemos.
¿Piensa que hay algo más detrás de la tala de árboles?
Uranio, coltán, oro. No creo que les interesen tanto los árboles.
¿Cómo fue la protesta que hizo?
Yo estuve desde el 26 de abril en Bahía Solano, luego me interné el 30 en la selva virgen y estuve tres días amarrado a un árbol sólo tomando agua. En Bogotá, Cali, Medellín, Cúcuta, Villa de Leyva, Londres, Madrid y Vancouver, hubo manifestaciones y todo se centró en este acto simbólico en la selva de Bahía Solano.
¿Por qué levanto la protesta?
Consideraba humanamente que era lo que podía resistir, por eso definí tres días, era una forma de llamar la atención del mundo frente a lo que está pasando.
¿Fue una medida desesperada?
Sí, para que todos entiendan que este año tenemos que reaccionar frente a lo que está pasando en el país; la naturaleza nos está hablando y tenemos que responder a ese llamado.
¿Cómo se sintió en la selva?
Fue muy bello estar en comunión con la naturaleza.
¿Valió la pena?
Totalmente.
¿Qué sigue?
En un mes, aproximadamente, en el Congreso tenemos una audiencia a la que se citó al Gobierno Nacional. También pretendemos hacer un concierto con Aterciopelados, Guayacán Orquesta, ChocQuibTown, estamos contactando a Juanes y extendemos la invitación al resto de los artistas que deseen reaccionar frente a esta problemática.
¿Cuando y donde sería?
Aproximadamente en dos meses en varias ciudades del país y en el nivel internacional.
¿Hasta dónde quiere llegar?
Queremos lograr la prohibición de la tala y comercialización de la flora silvestre, que exista un equilibrio entre desarrollo medioambiental y desarrollo humano y que a las poblaciones que salvaguardan nuestros recursos naturales se les pague por eso.
¿Cambiar las normas?
Pretendemos hacer una movilización nacional en materia normativa, donde los ciudadanos sean los que reaccionen a través de un referendo para evitar que esto siga pasando.
¿Quién lo respalda?
Los colombianos han tenido mucha receptividad. Ya tenemos un grupo en Facebook con más de 4.900 integrantes.
http://noalatalabahiasolano.blogspot.com/2011/05/juan-ceballos-detras-de-la-tala-de.html

domingo, 22 de mayo de 2011

El ‘Avatar’ colombiano: Minera canadiense paga viaje de "indígenas canadienses" para convencer de las bondades de la minería a los indígenas colombianos

En el corazón del Amazonas colombiano se está dando un conflicto a imagen y semejanza de la exitosa película: comunidades indígenas ancestrales se enfrentan a una minera empresa canadiense que busca oro en su territorio sagrado. Cristina Castro, de SEMANA, estuvo en el epicentro de la polémica.
El chorro es tan importante para los indÍgenas que no aceptan allÍ la presencia humana


Leonardo Rodríguez Makuna está convencido de que el día en que los mineros pisen el chorro de La Libertad será el fin de su etnia. Para ellos, esa caída de agua es la fuente de la vida. Es un territorio intocable. A este líder indígena del Vaupés no le cabe duda de que con los extranjeros llegará la cerveza, la deforestación, el dinero fácil, la muerte de la cultura. "Todos los indígenas que se metieron con el oro hoy están extintos. El oro es el reflejo de la luz en la tierra, es tan sagrado que es mejor dejarlo quieto", advierte sentado en una casa a orillas del río Apaporis, mientras cuadra en qué canoa podrá llegar al debate en que 300 indígenas de la región discutirán este dilema. "Igual, como están las cosas ahora, ya comenzamos a morir". A lo que Leonardo se refiere con "ahora" es al conflicto que desde hace tres años tiene enfrentados a 1.200 indígenas ancestrales, al sistema estatal de protección del medio ambiente y a Cosigo, una empresa minera canadiense que quiere asentarse en la región de ese lugar sagrado que hoy es parque natural. Esta batalla, que juega su último round en la Corte Constitucional pero que está sucediendo en un punto perdido en la mitad de la selva, en los límites del departamento del Amazonas con el Vaupés, significa todo para 19 comunidades indígenas dueñas de ese territorio, según registros arqueológicos, desde hace casi diez mil años.
Por eso la reunión del domingo 19 de mayo en Bocas de Taraira había generado expectativa. Era una cumbre sin precedentes. A esta iban a llegar no solo cientos de indígenas, sino los dirigentes de Cosigo y un grupo de representantes aborígenes de Canadá, Brasil y Estados Unidos, invitados por la empresa minera. Más de setenta soldados del batallón de selva de La Pedrera, un pequeño corregimiento cercano, tenían custodiada la zona. En la mesa de plástico en la que al aire libre se registran los pasajeros que aterrizan en un potrero cercano estaban los militares y un funcionario del DAS vestido de negro, recibiendo a los extranjeros en medio de ese calor húmedo y tropical de la selva. Casi todo el caserío fue a ver el avión aterrizar. Leonardo, un líder indígena makuna, llegó también a La Pedrera para embarcarse con destino al evento, a tres horas por río de allí. 
Parque de la discordia Más del 80 por ciento de la Amazonia colombiana está protegida por el sistema de Parques Naturales o por los resguardos indígenas. El Yaigoje Apaporis tiene más de un millón de hectáreas. El título que tiene Cosigo está sobre la zona del chorro de La Libertad, el sitio sagrado de las comunidades indígenas y un lugar riquísimo en oro.


El origen de todo
Los chamanes de las 12 etnias cuentan que la humanidad se creó en el Apaporis, un río de aguas oscuras que atraviesa parte de la Amazonia. Y en particular, ese nacimiento se dio en Yuisi, un chorro de aguas en medio de una serranía, en donde se originó la vida. De ese complejo de agua y montañas, también conocido como La Libertad, depende el equilibrio de la selva. Solo los mayores pueden contemplar sus aguas y las mujeres tienen prohibido siquiera mirarlo. Se dice que cada vez que un chamán hace una curación se conecta con el pensamiento a esa cascada. Todos los años en marzo, las comunidades celebran el ritual del Yuruparí, en el que los niños reciben la conexión espiritual con Yuisi, que les da el paso a su vida adulta.

Ese sitio es tan importante para ellos que nunca han permitido allí ninguna actividad humana. La comunidad que hoy está en Bocas del Taraira, que llegó hace décadas de otra región del Vaupés, intentó asentarse en esa zona y tuvo que ser reubicada varios kilómetros abajo. Por las mismas razones, en 1995 un juez prohibió que allí se estableciera una inspección de Policía. Los indígenas no habían dejado tampoco que tres décadas atrás el Inderena convirtiera la zona, rica en biodiversidad, en un parque natural, la figura más importante que tiene el Estado para proteger ciertos ecosistemas y evitar que los territorios sean utilizados para cualquier actividad comercial, como la minería.

La historia se reversó hace cuatro años, cuando los indígenas agrupados en la organización Aciya, una entidad pública de carácter especial, pidieron que se constituyera finalmente un parque porque ellos ya no tenían cómo detener el auge de la minería que se veía venir.

Esa solicitud se hizo realidad el 27 de octubre de 2009, cuando se creó el Parque NacionalYaigoje Apaporis, un vasto territorio de un millón de hectáreas de conservación. Dos días después, Ingeominas le otorgó un título de exploración minera a la empresa Cosigo sobre estas tierras, justo en la zona donde se encuentra Yuisi. A pesar de que no se pueden dar títulos mineros en parques naturales, hasta hoy, Ingeominas no solo mantiene vigente este, sino también otros 36 más. Algo parecido a la polémica por la entrega de títulos para explotar oro en páramos.

Como si fuera poco, los indígenas del Apaporis están divididos. Cinco de las comunidades hicieron una disidencia, pero no por la explotación del oro, sino porque no están de acuerdo con que ese territorio sea un parque natural, y por eso un colono que lidera esta facción interpuso una tutela para tumbar la declaratoria del parque. El argumento es que no se cumplieron a cabalidad las normas de consulta previa, que obligan a discutir con las comunidades indígenas las decisiones que las afectan. La tutela está hoy en la Corte Constitucional.

La torre de Babel

Cerca de 300 indígenas están reunidos en la maloka de la comunidad de Bocas de Taraira. Muchos llegaron después de varios días de viaje en canoa, con sus niños y sus corotos a bordo. La escena es la representación 'moderna' de lo que debió ser la torre de Babel. Habla un capitán indígena en lengua makuna y tanimuka, un hombre traduce al español y luego Andy Rendle, el vicepresidente de Operación para América Latina de Cosigo, traduce al inglés para los invitados extranjeros. Las presentaciones se tardan casi dos horas. Nadie interrumpe. A pesar de toda la logística, uno que otro indígena que habla una de las otras lenguas se queda sin entender.

Fernando Tanimuka, uno de los anfitriones, brinda el baile tradicional del guarumo, un acto de agradecimiento a la naturaleza por dejarlos compartir sus frutos. Su gente da vueltas en círculo a la maloka, golpeando el piso de tierra con un guarumo, tronco grueso tomado de un árbol que lleva ese nombre, con el que también se bautizó la danza.
Empieza su discurso, orgulloso: "Les doy la bienvenida a todos y en especial a esos señores que vienen desde lejísimos. Mi abuelo y mis antepasados no tenían estos aparatos -dice sosteniendo el micrófono-. Pero esta es la vida que tenemos".

La reunión transcurre al día siguiente en medio de las presentaciones de los indígenas canadienses que vienen de las comunidades tahltan y duncan. Los indígenas de la zona solo preguntan dos cosas: si es cierto que van a explotar el bosque y si es posible que los canadienses los ayuden económicamente. Mientras tanto, muchos niños juegan con las botellas vacías de Coca-Cola que ha repartido la empresa. Otros indígenas se recuestan sobre las hamacas, desde donde cuelga la ropa que trajeron para la cumbre. "Cuando era estudiante, también era ambientalista. Ahora que conozco los dos lados, sé que ese ambientalismo ciego hace mucho daño", les dice Rendle al iniciar la jornada. Los indígenas de esas cinco comunidades no ven con malos ojos a Cosigo, aunque casi ninguno sabe que su zona de trabajo será Yuisi, su sitio sagrado. La empresa financió parte de la cumbre, les ayudó para la gasolina -que allá cuesta 13.000 pesos el galón- y aportó los víveres para la jornada. Han hecho presencia. Hace algunos meses hicieron una jornada médica para atender a las comunidades del río Apaporis y, en una Navidad, invitaron a 54 niños indígenas a conocer Maloka, el centro de ciencia y tecnología de Bogotá. Por primera vez salieron de la selva, montaron en avión, durmieron en una construcción de ladrillo. Por eso, Tanimuka los defiende. "Ellos trajeron un motor, medicamentos, ayudas. En cambio Parques Naturales no ha llegado nunca con nada", se queja el capitán indígena.

En la cumbre, que tenía como nombre 'Minería, un sueño posible para los indígenas', solo estaban las cinco comunidades disidentes.

El cinturón de oro

Los habitantes del Vaupés son sobrevivientes de varias de las fiebres que ha tenido Colombia. En la del oro llevan casi tres décadas. Cosigo describe esta zona en su página web como "el cinturón de oro de Taraira", una región aún no explorada, en donde este metal precioso se puede ver desde la superficie. Por el debate que hay alrededor del parque, la minera canadiense aún no ha realizado trabajos de exploración en la serranía, pero considera que tiene "excelente potencial para albergar multimillonarios depósitos de onzas de oro". "Hemos vivido de bonanzas", dice Rafael Porras, fundador de la Asociación de Campesinos e Indígenas de La Pedrera. Este hombre curtido en la selva, que ha trasegado por ella más de medio siglo, cuenta que antes de que llegara el oro quienes mandaban eran los patronos de las caucherías. Con ellos comenzó a trabajar en La Pedrera. Luego se rebuscó la vida cazando nutrias, tigrillos y lobos para vender sus pieles. Desde hace más de una década trabaja en el colegio del corregimiento. "Todos los pecados que aquí hemos cometido ha sido por inocentes", reconoce. El descubrimiento del oro en Taraira en los años ochenta fue la razón por la cual se creó ese municipio. La población pasó de 300 a 10.000 habitantes. Porras relata que desde ese entonces los aldeanos creían que la mayor cantidad de ese metal estaba en el cerro de La Libertad, el sitio sagrado de las comunidades makuna, yakuna, matapí, tatuyo, tuyuca, bora miraña, entre otras, que hoy quiere Cosigo. Recuerda que un grupo logró hacer una perforación de 12 metros de la que salió una pepa gigante que pesaba casi un kilo, pero que luego no se supo nada más. "Es muy peligroso trabajar allá. Muchos intentaron y no regresaron", afirma.

También es sagrado 
La historia que se vive hoy en La Libertad tendría todos los elementos para una película de James Cameron. Sin embargo, ese debate en últimas también representa el dilema que tiene Colombia frente al auge de la minería y la protección de ecosistemas estratégicos como la Amazonia. Y en especial, el país aún no ha respondido qué papel van a desempeñar los pueblos indígenas, que tienen una visión del mundo completamente diferente a la de los blancos, que hoy los tienen divididos. En lo que hay consenso, por diferentes razones, es en que esa selva en su conjunto es "sagrada". En la pasada Asamblea de las Naciones Unidas, el presidente Santos la incluyó en su discurso. "No más en la Amazonia se concentra el 20 por ciento de la oferta mundial de agua dulce y el 50 por ciento de la biodiversidad del planeta", dijo ante el pleno de los mandatarios del mundo. .

Colombia tiene razones para exponer el tema en esos escenarios. El país ha logrado conservarla, pues cerca del 80 por ciento de la Amazonia está bajo alguna figura de protección, sean resguardos indígenas o parques naturales. "Decidimos apostarle a la conservación. Así existan minerales debajo de la tierra, no vamos sacarlos", dice Olbar Andrade, gobernador del Amazonas. El mandatario reconoce que la minería es hoy una "gran amenaza" para su región, sin embargo, asegura que el olvido en el que el país ha tenido la zona es casi igual de grave.

Andy Rendle, de Cosigo, dice que le parece "un poco insólito" que se esté dando esta discusión por una "pulguita" de territorio, que explotada con tecnologías de bajo impacto ambiental daría regalías para financiar casi toda la región. Para la directora de Parques Naturales, Julia Miranda, si la Corte llegara a darle el visto bueno a la derogatoria del parque, "sería un precedente muy grave". La funcionaria asegura que este caso abriría la puerta para que el interés minero se ponga por encima del bien general. El Apaporis es apenas un ejemplo del sacudón que va a producirse una vez las compañías que ya tienen títulos mineros sobre otros parques empiecen a moverse como Cosigo. Eso sin contar las más de 400 solicitudes que hay en trámite.

En el Apaporis, en esa selva profunda, la mayoría de los habitantes esperan la decisión de una Corte de Bogotá que podría cambiarles radicalmente la vida. Como dice Leonardo, el líder makuna, "sea parque, sea resguardo, sea lo que sea, este territorio es nuestro". 
El domingo 19 de mayo, cerca de 300 indígenas se reunieron con la minera Cosigo y con aborígenes de Canadá, Estados Unidos y Brasil que vinieron a hablarles de las bondades de la minería. La reunión se dio en lengua makuna, tanimuka, inglés y español.
“Todos los que se metieron con el oro hoy están extintos”, dice Leonardo Rodríguez Makuna, un líder tradicional. Cerca de 70 soldados cuidaron su última cumbre la semana pasada.

domingo, 15 de mayo de 2011

Indígenas satisfechos con decisión de Corte contra reforma minera en Colombia

La Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) dijo hoy haber recibido con satisfacción un fallo de la Corte Constitucional que declara ilegal una reforma al Código de Minas por no haber sido consultada con la minoría étnica.

La enmienda, adoptada el año pasado, debió haber sido sometida a consulta previa con los pueblos aborígenes, concluyó el jueves la Corte Constitucional, dentro de un estudio de control de legalidad de la norma, promovida por el Gobierno del ahora expresidente Álvaro Uribe.

La reforma fue demandada ante el alto tribunal por la Onic y otras organizaciones no gubernamentales (ONG), bajo el argumento de que era inconstitucional "debido a la ausencia de consulta previa" con los aborígenes.

La ley fue "expedida al albur de los afanes del Gobierno de Uribe por entregar el país a las trasnacionales mineras" y "regulaba materias que representaban afectaciones directas para los pueblos indígenas", consideró la Onic en un comunicado difundido en Bogotá.

La ONG mencionó como afectaciones la delimitación de zonas para grandes proyectos extractivos mineros, la minería tradicional, las zonas de exclusión minera, los distritos mineros especiales y la prórroga de los contratos de concesión de explotación, entre otros.

Por ello "era imperativo" consultar con los pueblos indígenas, insistió la Onic, que recordó que ya en 2008, en una sentencia sobre otra norma, titulada Ley General Forestal, declarada ilegal, la Corte Constitucional había adoptado su postura.

En su decisión, la Corte Constitucional advirtió de que, dado que la norma forestal versaba sobre una "materia que se relaciona profundamente con la cosmovisión de esas comunidades y su relación con la tierra, y que, por acción o por omisión, es susceptible de afectarlas de manera directa y específica, no hay alternativa distinta a la de declarar la inexequibilidad de la ley".

La Onic agregó que, más recientemente, el mismo tribunal ordenó suspender un proyecto de puerto multipropósito en la bahía caribeña de Santa Marta por no haber sido consultado con los pueblos Arhuaco, Kankuamo, Kogui y Wiwa.

La iniciativa afectaba un territorio considerado sagrado por estas comunidades asentadas en la norteña Sierra Nevada de Santa Marta.

En otra sentencia reciente, la Corte Constitucional también ordenó al Gobierno que suspendiera la construcción de una carretera y de las obras de interconexión eléctrica de Colombia con Panamá por un territorio de la etnia Embera en el departamento selvático del Chocó.

La Onic, que representa a 102 pueblos con menos de un millón de miembros, ratificó que la minoría étnica está agobiada "por el riesgo de extinción física y cultural" por efecto "del conflicto armado, e desplazamiento forzado y el abandono institucional".

Explotación minera acaba con el río Maracas

Tres kilómetros de desastre ecológico en el río Maracas, en Becerril, Cesar, encontró la secretaría de Minas del Departamento, en visita de inspección a la zona, luego de que la comunidad denunciara la afectación que está causando la compañía Cóndor, titular de la explotación minera para la extracción de material de arrastre.
“Lo único que se encuentra desde el nacimiento del Río a unos tres kilómetros abajo es deforestación, daño a la flora y fauna, desviación del cauce y varios equipos de maquinaria pesada, sacando rocas, arena y toda clase de material de arrastre del afluente”, dijo Óscar Henríquez, líder comunal y ambientalista en Becerril.
Dijo que “es necesario que la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, tome cartas en el asunto, porque los dueños de Cóndor, compraron una finca de 10 kilómetros llamada Chinto, a la orilla de la carretera nacional, de donde emerge un manantial, haciendo socavones que están acabando precisamente con lo que nos da el alimento, el consumo de agua y el sostenimiento ambiental”.
El director ejecutivo de la Fundación Ecológica de Becerril, Luis Eduardo Barreto, señaló que la compañía Cóndor es la encargada de construir las carreteras privadas que une a los municipios con el complejo minero al centro del Cesar, pero en esta actividad se ha desfasado en las cantidades autorizadas para sacar el material de arrastre del río.
“De acuerdo con la Resolución 822 del 18 de septiembre de 2008 de Corpocesar, la compañía Cóndor está autorizada para extraer 27 mil 464 metros cúbicos de este material, pero según los propios informes de la empresa solo en un trimestre reportaron 43 mil 880 metros cúbicos, violando la disposición de la autoridad ambiental”, dijo.
En Becerril la comunidad se ha manifestado contra lo que consideran un atentado ecológico, recientemente protagonizaron una marcha para llamar la atención de los gobiernos local y departamental, a fin de que intervengan para que no se siga presentando esta situación.
Margarita Córdoba, secretaria de Minas del Cesar, señaló que “a simple vista se puede observar que la empresa no está cumpliendo con las condiciones del contrato, como explotar esta zona sin deteriorar el ecosistema”.
Al dimensionar los daños ecológicos, la funcionaria indicó que se emprendieron brigadas de seguimiento y vigilancia, detectando que efectivamente hay anomalías sobre las cuales deberá dar explicación el titular minero.
El coordinador de medio ambiente de la Gobernación del Cesar, Tony Muñoz, calificó como un “crimen ecológico”, los daños causados en el río Maracas. “No se está haciendo una minería de manera técnica, porque viene afectando el talud del afluente, ocasionando serios problemas, por lo tanto hacemos un llamado a Corpocesar para que vigilen el proceso de los programas ambientales”, puntualizó.
EL HERALDO intentó comunicarse con el director de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Virgilio Calderón, sobre sus acciones como autoridad ambiental, pero no fue posible porque se encuentra fuera de Valledupar, tampoco respondió su teléfono celular.
Por Miguel Barrios
http://www.elheraldo.co/region/explotacion-minera-acaba-con-el-rio-maracas-21184

INVASIONES MINERAS EN COLOMBIA - PARTE 1

INVASIONES MINERAS EN COLOMBIA - PARTE 2

INVASIONES MINERAS EN COLOMBIA - PARTE 3

INVASIONES MINERAS EN COLOMBIA - PARTE 4